LONDRES.- Los pétalos de fuego se unieron para encender el pebetero en la gran fiesta deportiva de la humanidad. Flamas prendidas por jóvenes promesas de la Gran Bretaña que se elevaron por el firmamento para declarar inaugurada la XXX edición de los Juegos Olímpicos.
Larga espera de cuatro años que no decepcionó. La llama del deporte universal tardó cuatro años en pasar de Beijing a Gran Bretaña, y en el recorrido final estuvo en manos de atletas legendarios.
Luego, Paul McCartney unió las voces de la humanidad a su alrededor al sonar de Hey Jude, mientras el pebetero ardía magnánimo y bello.
El estadio Olímpico se convirtió en el gran teatro de la cultura británica, ensalzada hasta su máxima expresión. El inicio de los Juegos Olímpicos homenajéo al país anfitrión.
Mezcla de sus distintas eras, una alegoría hacia lo que el pueblo británico ha sido capaz de aportarle a la humanidad a lo largo de los siglos. Justo ayer, el planeta recordó las transformaciones culturales, sociales y tecnológicas que le ha brindado e injertado la Gran Bretaña. Y falta ver la máxima justa deportiva de la humanidad estas tres semanas con las gestas atléticas.
La oda a La Isla le guardó fidelidad a la cultura pop. Lo mismo al ritmo de The Beatles, The Who o Sex Pistols, Queen, David Bowie y los clásicos Rolling Stones. También con piezas musicales más contemporáneas como Muse y Amy Winehouse. Esta playlist recordó que el orbe se mueve al ritmo del talento musical británico.
Una inauguración que se salió del molde, fuera de la costumbre para lanzar a la Reina Isabel II en paracaídas junto a su protector James Bond. Ovación unánime.
La bandera de la Union Jack, mientras, se mostraba en todo su esplendor, envolviendo al mundo que vivirá la fiesta deportiva que celebra al género humano, sin diferencias de condición social, raza ni otro ápice de distinción entre hombres y mujeres.
Ahí se dio el aviso de que la capital de la humanidad se encuentra en la tierra de Inglaterra, Escocia e Irlanda del Norte. Danny Boyle, director de cine y encargado de realizar la ceremonia de inauguración de Londres 2012, dio el gusto a su nación de presumir a sus genios.
Alusiones a Shakespeare, una lectura de J. K. Rowling (autora de Harry Potter) de un fragmento de Peter Pan y la aparición aérea de Mary Poppins.
El Olímpico londinense extasiado, atento y asombrado por el espectáculo sui generis que presenciaba. Fue un acto serio, pero alejado de la solemnidad habitual.
La Gran Bretaña rural que se transformó gracias a La Revolución Industrial; luego sus aportes al cine en personajes como Charles Chaplin.
Tampoco se pudo olvidar el fino humor londinense representado por el inolvidable Mr. Bean.
Y después David Beckham, el Spice Boy, portó la antorcha en lancha...
Tras la majestuosa presentación de los Juegos, los atletas desfilaron felices.
Su esperanza se encendió con el pebetero. Son más de 10 mil deportistas de 205 países que buscan la gloria olímpica en la tierra de la cultura pop y una flama ardiente.
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